GRANDE HASTA EL FINAL...
Por RAY RATTO
El mejor WR de todos los tiempos, Jerry Rice, eligió que su carrera termine de esta manera, después de haberlo dejado todo
BRISTOL (ESPN.com) -- Jerry Rice extendió su carrera lo máximo que pudo, el uniforme, la camaradería, la juventud que nunca quiso resignar.
Pero al fin y al cabo, se dio cuenta. Cuando dos entrenadores que te vieron en tu mejor momento te contratan, te pagan, pero no te pueden encontrar un lugar en su equipo....bueno, esas son pistas que uno no puede evitar.
Rice se retiró el lunes, después de darse cuenta de la manera más difícil que no ya no podía hacer una diferencia en un equipo de fútbol. Los Denver Brocos estaban dispuestos a cargarlo, pero ya habían hecho eso en Seattle. Querían que fuese un jugador de impacto una última vez, pero no lo ha sido desde su última aparición en un Super Bowl, cuando jugaba para Oakland.
Ésta fue uno de las despedidas más largas en la historia de la NFL, una que no le es ofrecida típicamente a los jugadores. Te ganas tu boleto al Salón de la Fama con un equipo, pruebas tu suerte en otro equipo, y si eso no funciona, te retiras. Así fue como le ocurrió a Unitas, Montana, y otros tantos grandes jugadores.
Pero Rice no aceptaría el "no" como respuesta. Estaba dispuesto a probar todo antes de que llegue el día señalado. Y ese día llegó.
Siempre existirán aquellos que digan que el universalmente reconocido como el mejor receptor de todos los tiempos, jugó demasiado tiempo. Hasta habrá algunos que no podrán entender cómo los Broncos no notaron la grandeza que aún existía en él.
El primer grupo estará en lo cierto. El segundo estará equivocado.
No hay moralidad que valga. Rice se quedó tanto tiempo porque no quería retirarse hasta que alguien le dijera que ya no podía jugar más, que vaya a descansar porque ya había cargado demasiados ladrillos.
Es verdad que podría haberselas ingeniado para jugar tres meses y anotar algunos pocos touchdowns para llegar a 200, pero la carrera de Rice no está explicada por números, sino simplemente por la grandeza de su nombre. Atrapó más pases y anotó más touchdowns que todo el resto de los jugadores de su era. Lo hizo todo, y lo hizo cuando todos lo estaban viendo, en septiembre y en enero.
Pero lamentar que se haya quedado tanto tiempo es perder el tiempo. Él quería hacerlo. Él sabía que se estaba quedando demasiado tiempo, e igual lo hizo. Esto fue algo que sólo un hombre de su reputación podía hacer.
Eso también, debería ir su placa en Canton. "Jugó y jugó porque nadie se animaba a decirle que no ya no podía hacerlo. Así de bueno era".
Los Broncos estaban dispuestos a dejarlo jugar detrás de Rod Smith, Ashley Lelie y Darius Watts. Estaban dispuestos a dejarlo usar uniforme en varios partidos. No estaban dispuestos a decirle que ya no podía jugar más.
Pero lo sabían, y a pesar de que la NFL es el ambiente de trabajo más cruel de todos, estaban dispuestos a llevarlo en sus hombros hasta que se de cuenta solo.
Ahora sabe. No puede tener el impacto que sí tendrá Darius Watts. Tiene 42 años, 13 más que Jim Brown cuando se retiró, cinco más que Montana, un año más que Gary Anderson por Dios. En términos de béisbol, tiene que tener la misma edad que Sandy Koufax y Nolan Ryan combinados.
Esto es lo que eligió. No se olviden de eso antes de empezar a criticarlo por quedarse a jugar tanto tiempo. No quería que quede nada en su tanque. Quería asegurarse de que había dado todo lo que podía dar, porque no conocía otra manera de retirarse, y quizás porque esa no es una opción que el football le da a las personas mortales.
No estaba demorando su retiro, como él seguía diciendo. Él sabía, dentro de su alma, que este era el camino qeu había elegido, y uno sospecha que siempre lo ha sabido.
Sin emabrgo cuando le pregunten, "¿Sabías que llegaría este día?", esperen la respuesta, "Sí, y es lo que quería".
Irse en su mejor momento fue suficiente para Jim Brown. Irse con el tanque vacío fue suficiente para Jerry Rice. Entonces critiquen y lamenten todo lo que quieran, pero Jerry Rice eligió esto con pleno conocimiento de cómo terminaría todo. Quizás deseó otro final, pero él sabía.
El mejor WR de todos los tiempos, Jerry Rice, eligió que su carrera termine de esta manera, después de haberlo dejado todo
BRISTOL (ESPN.com) -- Jerry Rice extendió su carrera lo máximo que pudo, el uniforme, la camaradería, la juventud que nunca quiso resignar.
Pero al fin y al cabo, se dio cuenta. Cuando dos entrenadores que te vieron en tu mejor momento te contratan, te pagan, pero no te pueden encontrar un lugar en su equipo....bueno, esas son pistas que uno no puede evitar.
Rice se retiró el lunes, después de darse cuenta de la manera más difícil que no ya no podía hacer una diferencia en un equipo de fútbol. Los Denver Brocos estaban dispuestos a cargarlo, pero ya habían hecho eso en Seattle. Querían que fuese un jugador de impacto una última vez, pero no lo ha sido desde su última aparición en un Super Bowl, cuando jugaba para Oakland.
Ésta fue uno de las despedidas más largas en la historia de la NFL, una que no le es ofrecida típicamente a los jugadores. Te ganas tu boleto al Salón de la Fama con un equipo, pruebas tu suerte en otro equipo, y si eso no funciona, te retiras. Así fue como le ocurrió a Unitas, Montana, y otros tantos grandes jugadores.
Pero Rice no aceptaría el "no" como respuesta. Estaba dispuesto a probar todo antes de que llegue el día señalado. Y ese día llegó.
Siempre existirán aquellos que digan que el universalmente reconocido como el mejor receptor de todos los tiempos, jugó demasiado tiempo. Hasta habrá algunos que no podrán entender cómo los Broncos no notaron la grandeza que aún existía en él.
El primer grupo estará en lo cierto. El segundo estará equivocado.
No hay moralidad que valga. Rice se quedó tanto tiempo porque no quería retirarse hasta que alguien le dijera que ya no podía jugar más, que vaya a descansar porque ya había cargado demasiados ladrillos.
Es verdad que podría haberselas ingeniado para jugar tres meses y anotar algunos pocos touchdowns para llegar a 200, pero la carrera de Rice no está explicada por números, sino simplemente por la grandeza de su nombre. Atrapó más pases y anotó más touchdowns que todo el resto de los jugadores de su era. Lo hizo todo, y lo hizo cuando todos lo estaban viendo, en septiembre y en enero.
Pero lamentar que se haya quedado tanto tiempo es perder el tiempo. Él quería hacerlo. Él sabía que se estaba quedando demasiado tiempo, e igual lo hizo. Esto fue algo que sólo un hombre de su reputación podía hacer.
Eso también, debería ir su placa en Canton. "Jugó y jugó porque nadie se animaba a decirle que no ya no podía hacerlo. Así de bueno era".
Los Broncos estaban dispuestos a dejarlo jugar detrás de Rod Smith, Ashley Lelie y Darius Watts. Estaban dispuestos a dejarlo usar uniforme en varios partidos. No estaban dispuestos a decirle que ya no podía jugar más.
Pero lo sabían, y a pesar de que la NFL es el ambiente de trabajo más cruel de todos, estaban dispuestos a llevarlo en sus hombros hasta que se de cuenta solo.
Ahora sabe. No puede tener el impacto que sí tendrá Darius Watts. Tiene 42 años, 13 más que Jim Brown cuando se retiró, cinco más que Montana, un año más que Gary Anderson por Dios. En términos de béisbol, tiene que tener la misma edad que Sandy Koufax y Nolan Ryan combinados.
Esto es lo que eligió. No se olviden de eso antes de empezar a criticarlo por quedarse a jugar tanto tiempo. No quería que quede nada en su tanque. Quería asegurarse de que había dado todo lo que podía dar, porque no conocía otra manera de retirarse, y quizás porque esa no es una opción que el football le da a las personas mortales.
No estaba demorando su retiro, como él seguía diciendo. Él sabía, dentro de su alma, que este era el camino qeu había elegido, y uno sospecha que siempre lo ha sabido.
Sin emabrgo cuando le pregunten, "¿Sabías que llegaría este día?", esperen la respuesta, "Sí, y es lo que quería".
Irse en su mejor momento fue suficiente para Jim Brown. Irse con el tanque vacío fue suficiente para Jerry Rice. Entonces critiquen y lamenten todo lo que quieran, pero Jerry Rice eligió esto con pleno conocimiento de cómo terminaría todo. Quizás deseó otro final, pero él sabía.
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