sábado, abril 29

"SIN CONTROL"...

Por Andrew Mason

ENGLEWOOD, Colo. -- El draft es la ceremonia de iniciación para dar un paso adelante. Experimentar su incertidumbre, su tensión y potencial para la alegría y la frustración son el nexo común entre los miles de jugadores que han tratado de entrar a la NFL en el transcurso de los años – incluso aquellos que atraviesan el proceso sin ser elegidos en el draft.

Pero refugiarse cómodamente entre la multitud es todo lo que muchos novatos comparten. Eso, y el hecho de que ellos pasan tiempo esperando por una llamada telefónica de algunos de los equipos de la liga. Aparte de esas cosas comunes, la experiencia de las primeras rondas del draft no tienen comparación con las que viven los que son elegidos al final del draft.

“Lo sé porque cuando estuve en el draft fue muy estresante para mí; estuve sentado todo el día,” dijo el ala cerrada Stephen Alexander.

Y el solo tuvo que esperar 48 elecciones hasta que los Pieles Roja de Washington lo llamaron en 1998. Un año antes, el profundo Nick Ferguson pasó su fin de semana recibiendo llamadas y esperando a que su nombre apareciera en la pantalla de la ESPN.

Eso nunca ocurrió, a pesar de que recuerda haber sido llamado.

“Cincinnati me había llamado, creo que fue en la quinta ronda,” recordó Ferguson. “Fue cuatro puestos antes de que ellos escogieran. Dijeron que me elegirían, así que pensé que probablemente iba a Cincinnati.” Luego cuando llegó el momento de su elección creo que escogieron a un corredor – no lo recuerdo- pero no me escogieron.

“Pensé, ¡qué diablos! Ellos me llamaron dos elecciones antes de que eligieran y dijeron que me iban a escoger, pero no lo hicieron.”

Ferguson dijo que a la llegada del fin de semana esperaba ser elegido, aunque no había recibido una invitación para el Scouting Combine y solo había sido titular una temporada en Georgia Tech, mientras jugó como reserva de Lethon Flowers, hasta la temporada de 1996.

“Yo esperaba ser elegido,” dijo Ferguson. “Yo sabía que no sería elegido en el primer día debido al hecho de que no mucha gente tuvo la oportunidad de verme jugar.”

CAMBIO DE EXPECTATIVA
A pesar de la mala experiencia en el draft, Ferguson terminó en los Bengalíes como resultado de una maniobra post-draft por agents libres novatos, una locura telefónica que ni siquiera Alexander Graham Bell hubiese concebido.

“Muchos equipos llamaron,” dijo Ferguson. “Como jugador agente libre para ese momento, es mejor elegir un equipo al que quieras ir, porque tienes que fijarte en los jugadores que ya tiene ese equipo, a cuantos han escogido hasta el momento y cuantos más firmarán en tu posición.

Los Potros de Indianápolis me ofrecieron mucho más dinero que Cincinnati en el bono de firma, pero cuando me fijé en mi potencial para lograr estar en el equipo iba a ser más difícil en Indianápolis por la cantidad de jugadores que traían, así que me fui por la opción que consideré mejor para poder estar en un equipo.”

David Kircus y Paul Ernster pensaron que iban a estar en ese pelotón cuando llegó su elegibilidad para el draft en 2003 y 2005 respectivamente. Ernster llegó a la primavera en su nivel más bajo apuntando a una carrera tecnológica, gastando su tiempo escribiendo en códigos de computación tras no haber recibido la invitación para el Scouting Combine. Algunos equipos expresaron interés por sus servicios, y para el momento del draft suponía que iba a terminar el fin de semana empleado por alguien, pero no necesariamente como elección del draft.

“El día del draft dije, creo que no sé lo que pasará. Probablemente firme como agente libre, pero no estoy seguro,” recordó Ernster. “Teníamos algunos amigos y familiares en casa simplemente divirtiéndonos.

Veinticinco equipos observaron a Kircus y sus compañeros de Grand Valley State en el día Pro de la escuela. Según recuerda Kircus, fueron los Cuervos de Baltimore quienes demostraron el mayor interés, y mientras que él no esperaba ser elegido, pensó que su fin de semana concluiría con él intercambiando las orillas del Lago Michigan por las caminatas en la Bahía Interna.

“Era la División II y sabía que eso iba en mi contra, así que fui al draft pensando que tal vez tendría una oportunidad como agente libre en algún sitio,” dijo Kircus.

Para Ernster, el indicio de una selección a punto de ocurrir comenzó durante la tarde del segundo día del draft.

“La gente comenzó a llamar y hablé con el entrenador en jefe Mike Shanahan y eso fue emocionante,” recordó Ernster. “Comenzaron a llamar más entrenadores y sentí que a lo mejor iba a suceder,” luego estaba acostado en mi cuarto hablando con otro entrenador, y Mike llamó por la otra línea.

“Sabía que era el turno de Denver y vi quien estaba llamando y dije, “Tengo que responder esa llamada.” Contesté y me dijo, ‘Oye, es el entrenador Shanahan, vamos a elegirte; decidimos elegirte para este puesto, así que pon la TV y te voy a pasar a algunas personas que quieren saludarte y darte la bienvenida al equipo.”

Cuando la selección No 239 apareció en televisión, siguió toda una confusión.

“La casa entera comenzó a gritar porque salió en TV. Fue una locura, fue algo que nunca olvidaré, nunca. Fue uno de los días más felices de mi vida porque me estaban dando una oportunidad,” agregó. “Me sentía flotando en las nubes”

Dos años antes, Kircus observó como la quinta ronda se convertía en sexta y sospechó que los Cuervos tal vez lo tomaban con la novena elección de la ronda. Sin embargo, el equipo local tenía otras ideas.

“Es probable que me hubiesen elegido más adelante en esa sexta ronda, pero Detroit tenía la segunda elección y fueron ellos los que me escogieron,” dijo Kircus.

Fue un motivo de alegría, mientras a Kircus le fue dada la oportunidad de jugar para el equipo de su ciudad. Luego el sueño se convertiría en pesadilla.

“Fue como ver un sueño hecho realidad desde un principio, verme cambiar de posición de quinto a sexto receptor, después al escuadrón de práctica,” dijo Kircus. “Ahora mi verdadero sueño es jugar de verdad.”

ALGUNAS VECES, TODO VA DE ACUERDO AL PLAN
Champ Bailey sabía que estaría entre los principales prospectos hace siete años. Entró al draft como una leyenda universitaria, algo así como el niño prodigio de una Conferencia del Sureste acerca del cual se escriben canciones folklóricas y se renombran avenidas o se dan nombre a los niños.

Como consecuencia fue poca la sorpresa que la NFL le pidiera a Bailey que pasara el fin de semana del draft en Nueva Cork, vistiendo elegantes trajes, apareciendo en los shows matutinos, estrechando cada mano a la vista y básicamente reviviendo algunas escenas intermedias de la película de Jerry Maguire.

“Lo rechacé,” dijo Bailey. “Es demasiada producción, me gusta sentarme aquí, comer buenos platos y que los insectos me piquen.”

Los Pieles Roja intercambiaron desde el quinto puesto hasta el séptimo cuando los Santos de Nueva Orleans ofrecieron su colección completa de selecciones de ese año a cambio de subir dos puestos para elegir a Ricky Williams. Los Carneros de San Luis añadieron a Torry Holt con la sexta selección y el destino de Bailey estaba asegurado.

“Fue una gran experiencia porque todos aquellos con los que crecí estaban presentes, y tuve la oportunidad de compartirlo con toda la gente que me ayudó a llegar hasta ese punto,” dijo Bailey. “Eso lo hizo memorable para mí; definitivamente fue uno de los momentos más importantes de mi vida.”

Un año antes, los Pieles Roja terminaron el suspenso con Alexander seleccionándolo en la mitad de la segunda ronda. Pasó el día con su familia, pero se dio cuenta de que tenía que escaparse, ya que incluso llegar hasta ese punto en el proceso de draft parecía infinito.

“Salí y golpeé algunas pelotas de golf y traté de hacer todo lo posible por despejar mi mente,” recordó. “Traté de no estar preocupado o emocionado, solo traté de mantenerme en un término medio. Me convencí de que lo que pudiera ocurrir, ocurriría y punto.

“Honestamente no sabía lo que iba a pasar, no hablé con nadie antes del draft, así que no tenía idea acerca de adonde iría y la primera llamada que recibí fue de los Pieles Roja de Washington, diciéndome que me seleccionarían. Fue una gran llamada.”

El domingo en la noche, las vidas de 255 seleccionados y cientos de agentes libres universitarios habrán cambiado para siempre. Cuando lleguen a sus nuevos destinos, al menos parte de sus destinos estarán en sus manos.

Este fin de semana, sin embargo, su futuro va más allá de su entendimiento.

“Es una nueva fase en tu vida. Uno no tiene idea cuál será el lugar de residencia, ni en donde vivirás, pero te adaptas,” dijo Alexander. “No tienes control de tu destino pero es emocionante comenzar una nueva fase de tu vida mudándote a otra ciudad.”

Y más allá del rito de iniciación a una nueva existencia.